Liga EA Sports: Celta - Real Madrid

Bellingham lo arregla todo

Resumen del partio del Celta de Vigo vs Real Madrid

Celta de Vigo 0 - Real Madrid 1

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El Real Madrid ganó 0-1 al Celta con gol de Bellingham.

El Real Madrid firmó su particular pleno de victorias en el arranque de Liga gracias a un gol, otro más, del imponente Bellingham, que iguala los números del mismísimo Cristiano Ronaldo en sus inicios de blanco con cuatro tantos en sus primeros tres partidos. Estupendo desempeño de un Celta animoso y bien plantado que nunca le perdió la cara al partido. La lesión muscular de Vinicius dejó mermado a un Madrid serio, fuerte y formal.

Jugaba Kepa, portero serio y fiable como un notario de provincias, con sus ocho apellidos vascos y sus anchas espaldas. Doy fe de que ha venido para eso y Lunin era un titular interino. Sólo presentaba el Real Madrid una novedad en el resto sobre los que salieron en Almería, el regreso de Camavinga, que condenaba a Kroos otra vez a el banquillo, ese sitio donde se siente más extraño que un marinero en Ciudad Real. Tampoco salía Modric, tres suplencias en tres partidos, pero eso ya ha dejado de ser noticia para pasar a ser ley de vida.

Ancelotti quiere recolectar puntos en agosto por si luego la cosecha se tuerce, así que prefiere jugar todos los partidos con los mismos futbolistas al menos hasta que llegue la Champions. Ya habrá tiempo para rotar. Además de Kepa, repetían en defensa Carvajal, Rüdiger, Alaba y Fran García. Tchouaméni, Camavinga y Valverde componían ese centro del campo salido de una película de Van Damme, con el pichichi Bellingham por delante. Arriba, otra vez Rodrygo y Vinicius porque Carletto no tiene mucho más.

Y con esos once se medía el Real Madrid al Celta de Rafa Benítez, que ocupó en su día el banquillo del Bernabéu durante el mismo tiempo que Máxim Huerta fue ministro: un suspiro. Su vuelta a la Liga, tras regresar de la Premier con más pena que gloria, es un síntoma del cementerio de elefantes en el que se ha convertido la competición asfixiada por el yugo de austeridad de Tebas. Benítez aún sigue siendo un buen entrenador, pero su presente no está a la altura ni de su pasado ni de su currículum.

En estas y otras reflexiones me cogió el pitido inicial del colegiado con el que se arrancaba, en este viernes todavía agosteño, el Celta-Real Madrid. Y arrancó pleno de ritmo y vértigo. Con un gol de Larsen a las primeras de cambio anulado por un agarrón al Kepa en el salto. Era el minuto 3 y la acción, aunque dudosa en directo, no admitía dudas en el VAR. Agarrón claro de la camiseta y falta al portero. Falta como un piano.

Se rompe Vinicius

Reaccionó el Real Madrid con el bullicioso Vinicius, ubicuo y siempre dispuesto a pedirla. Tanto corrió y tanto desbordó el brasileño en los primeros minutos que acabó por sufrir un tirón antes del cuarto de hora que le dejó totalmente K.O. Intentó volver pero sus isquiotibiales dijeron nones. Entró en su lugar Joselu justo a los 15 minutos. Malas, muy malas noticias para el Madrid y para un Ancelotti que no se lo podía creer.

El Madrid empezó a echar en falta a Vinicius y el Celta siguió apretando. Acosó a los blancos y los encerró en su campo. Los de Ancelotti achicaban agua en busca de un invisible Bellingham. El duelo se teñía de color celeste aunque sin daño en las áreas. En el 26 apareció la conexión entre Carvajal y Valverde, que habilitó al uruguayo dentro del área. Su venenoso disparo lo abortó Starfelt echándose al resbalillo. Ahora apretaba el Madrid. Y era en serio. Joselu percutió en el 29 y antes lo había vuelto a hacer Fede Valverde. Los de Ancelotti maduraban el partido.

Se sacudió en parte el Celta el dominio visitante, pero en cuanto Rodrygo tuvo espacio para correr, hizo daño a la zaga de Benítez. Una buena maniobra individual suya a punto estuvo de dar un disgusto a Balaídos si no se hubiera cruzado de por medio el impetuoso Starfelt. Fue la llegada más clara de un primer tiempo que fue decayendo en los minutos finales hasta llegar a la orillo del descanso. Pero fue un primer tiempo notable con un Celta coral y aguerrido. Bien el repliegue de los de Benítez para achicar espacios al Real Madrid cuando tocaba.

Resiste (y aprieta) el Celta

Tras el descanso siguió resistiendo el Celta y apretando el Madrid. A falta de un crack que determinara el duelo, a los de Ancelotti no se les podía afear su actitud ni su insistencia. Ni a los de Benítez su buena organización atrás. Los blancos echaban en falta a Vinicius, ese jugador al que buscan todos sus compañeros cuando todo se tuerce. Ancelotti e hijo trataban de resolver el galimatías. Lo intentó Rodrygo una y otra vez con la pelota cosida al pie pero era insuficiente para desarbolar a un Celta bien plantado.

En el 61 Ancelotti optó por meter de una tacada a los viejos Kroos y Modric por Camavinga y Tchouaméni, ambos discretos en un duelo que les pasó por encima. El Real Madrid, pase a pase, toque a toque, inclinaba el partido hacia el área del Celta. Fede Valverde le quitó un remate a bocajarro a Bellingham. El cambio de cromos provocó también otro de sistema: 4-2-3-1 en el Madrid con Kroos y Valverde en el doble pivote, con Modric, Bellingham y Rodrygo delante para escoltar a Joselu.

Un error de Kroos en el 63 a punto estuvo de costarle un disgusto al Real Madrid, favorecido por la mala puntería de Larsen en la definición Dos minutos después el desaparecido Bellingham encontró el desmarque de Rodrygo, al que arrolló sin titubeos Iván Villar. Rozó algo la pelota, no cambió la trayectoria pero era un penalti clamoroso que no admitía dudas. El colegiado no se arredró y pitó la pena máxima. La ejecutó Rodrygo y la paró el meta del Celta con una mano espectacular.

Pues está claro que el Real Madrid tiene un problema con los penaltis. Falló Vinicius en Almería y falló Rodrygo en Balaídos. Nadie entiende por qué no los tiran jugadores con la experiencia de Modric, Kroos o Alaba. El mosqueo de Ancelotti lo decía todo. Y es responsabilidad suya dejarse de idioteces y decidir quién tira y quién no tira. Dos minutos después el vértigo llevó la pelota al área de Kepa, pero el disparo de Aspas salió defectuoso para alivio de Ancelotti y los suyos.

Bellingham se enchufó al partido y lo agradeció el Real Madrid. Carletto miraba el duelo como la vaca que mira al tren. Benítez refrescaba a su equipo en busca de sostener una presión alta que valía un punto. Ancelotti metió a Nacho por Fran García como último cambio. Alaba pasaba al lateral zurdo. No le dio ni tiempo porque justo en el córner que botó Kroos, prolongó Joselu en el primer palo y Bellingham, agarrado y tirándose en plancha, hizo el 0-1. Valiosísimo golazo del inglés, el jugador franquicia de este Madrid inacabado.

Corrigió Ancelotti su cambio y puso a Nacho de lateral para amarrar el 0-1. El Real Madrid comenzaba a saborear su particular pleno de victorias en las primeras tres jornadas gracias a los cuatro goles del imponente Bellingham. La abrochó con algún susto postrero, así que mantiene el liderato a la espera de estrenar el Bernabéu y de cerrar el mercado, posiblemente sin ninguna sorpresa de última hora.

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